martes, 25 de mayo de 2021

Momento Mute (Sabrina Pedroso)

Hoy no quiero hacer nada. Y me da culpa. Quiero perder la noción del tiempo de tan al pedo que estoy. Y me da culpa.
Tengo ganas de sentarme con un fucking mate, a leer algo con pan con mermeladas, a ver una serie, sentarme a disfrutar de la lluvia y mis plantas, sacarle fotos a las gotas que caen de las hojas de mis plantas, que se ponen hermosas de verde las plantas. Y yo, yo también me quiero poner hermosa de verde de mil mates en pantufla atr… y siento culpa… ¿Por qué?

Automáticamente se plantea en mi cerebro, o se activa una especie de área 51 del autocastigo o boicot de cómo matar tu momento de ocio, basado en la hermosa estructura capitalista que nos domina -"no estás produciendo, no estás produciendo"- "estás perdiendo el tiempo, ya no te queda tiempo, se te fue el tiempo, chau tiempo, quedaste fuera"- "el mundo sucede afuera y vos acá, con ganas de nada."

Y sí, si tengo que ganas de algo. Tengo ganas de estar acá, así, ahora.
Estoy queriendo no pensar en modo problemas (los tengo, solo que elijo un ratito no pensarlos) o las cosas que tengo que hacer, o los sueños que no pude cumplir, quiero un momento mute y no puedo. Y el Word me señala los errores DEJAME ESCRIBIR COMO QUIERO.

Y no, no estoy perdiendo el tiempo. Estoy ganándole al tiempo.
Bueno, en realidad no le gano, solo que lo pongo de mi lado un ratito. El ratito que estoy eligiendo cerrar el mundo y pasar el tiempo conmigo.

Sobre la autora:
Sabrina Pedroso (o Sasa o China) nació en Ituzaingó, Corrientes un 10 de diciembre de 1984. Cuentan sus padres que lloró sin parar los primeros tres meses, hasta que un día calló y decidió aceptar la idea de que había nacido. Desde los siete años vive en Posadas, Misiones, y desde niña y para siempre, la acompaña un diario íntimo o agendita donde escribe situaciones, historias, frases sin encontrar aún, un género que le quede cómodo.
Su primer libro fue "Ami, el niño de las estrellas¨ y nunca leyó nada más de ese autor.
Desde el 2011 es Licenciada en Comunicación Social, trabaja en un terciario desde hace años y es productora y conductora de un programa que ama llamado 'Como Anoche'.
Actualmente, se encuentra escribiendo en "Aproximaciones al texto", taller de escritura con Carla Curti. Participó con unos relatos en "Oportunistas, veraneantes y golondrinas", primer libro de la editorial 'El salto de las Mantarrayas'.
En sus tiempos libres, baila mientras cocina, baila mientras juega con sus sobrinos o baila de cervezas con amigos.
Todavía llora durante tres meses cuando un cambio abrupto viene a despertarla.



lunes, 17 de mayo de 2021

Esto que llevo dentro (Bruno Tressens Vega)

23:40. Volví a arruinar un té, en este caso el de maracuyá. A cada sorbo la cosa se vuelve más dulce. El trago final es casi una cochinada y mientras lo tomo pienso que me cago en el día en que compré ese edulcorante de stevia de mierda y la reputísima madre que lo parió.
El Gipsy entra en la pieza a pleno maullido. Tiene tantos que creo que este es el actoral, con el que se hace el pobrecito. Es casi un lamento diría. Sube a la cama, me muerde despacito la mano y se echa a mi lado.
Claro, la casa está en un silencio sospechoso así que al ratito la Oli se asoma tímida por el marco de la puerta. Ya somos 3 en la cama, falta el Shan. No tardará en sumarse.
Qué me importan hoy sus pulgas y esta falsa pulcritud con la que me miento.

22:20. Carla escribe: “Positivo”, y todo lo que minutos antes parecía neblina ahora se me condensa sobre el cuerpo y las ideas. ¿Con quién estuve? ¿Papá y mamá? ¿Fútbol? ¿Boxeo?
¿La Luli? Empiezo a tener síntomas, los de Covid y los de hipocondría. Camino en círculos. Me abrigo. Mando audios. ¿A quién más tengo que avisarle?
¿Y si soy yo el que la pasa mal? ¿Y si me tengo que quedar 10 días solo? ¿Y si no puedo respirar? No, por favor, no me quiero enfermar.

22:19. Llega un audio de papá y se escucha: “La Grego dio positivo”. Nunca sus 93 años le impidieron subirse a un colectivo para ir a cuidar bebés o señoras mayores. Ahora papá dice que recemos y confiemos en la vacuna.

20:52. Hasta hace algunas semanas, los viernes en el trabajo eran muy tranquilos. No sé en qué momento cambió todo pero ahora detonan. Se ha vuelto el día más activo e intenso.
Mucha locura para terminar la semana, así que camino a casa saboreando el pucho que me va a ayudar a bajar.
Aprovecho y me indago; me estudio, un poco que me escarbo para ver qué hay además del cansancio.
Sí, llevo una sonrisa. ¿Qué más? Hay una musiquita, pero no se escucha. No viene de afuera. Mi cuerpo es ancho, camino despacio. ¿Seguro que no estoy flotando? Me gusta, todo está bien. Voy a escribir sobre eso, sumado a la idea de hoy al mediodía.

12:03. Qué verga, me pasé 30 minutos frente al espejo y nada. No hubo revelación. No hubo encuentro con alguno de mis YO ni apareció emoción por demás enredada. Ahora tengo hambre. Por lo menos me la banque ahí firme sin esquivarme la mirada, podría haber seguido. De hecho, me hubiese gustado haber seguido. No se sintió para nada mal ese toque de vanidad. Encontré satisfacción, cierto coqueteo; y mucha, pero mucha, diferencia entre el lado izquierdo y el derecho de la cara. Me reí y convertí la escena en un juego de muecas, ni así logré igualar las mitades.

10:16. Abro la puerta del frente. Buen día mundo. El cuerpo duele, está cansado de tanto ejercicio, quiere volver a la cama. Ya se huele el café en la hornalla y se siente el solcito de otoño en la piel. Nos sentamos sobre el escalón y miramos la calle; al igual que nosotros, está empezando a vivir. Antes del primer beso a la taza, mi cuerpo se abraza al lomo marrón de la Oli. Siempre dije que tengo abrazos convertidos en refugios, el de la Oli es uno de ellos. Allí descansamos mi cuerpo y yo, y volvemos a ser uno. Definitivamente sobre esto voy a escribir. Aparecen las pulgas. Es hora de ir frente al espejo.

Sobre el autor:
Bruno Tressens Vega tiene 33 años. Nació en Córdoba capital y vivió desde el 2006 al 2020 en Posadas, donde estudió la carrera de Licenciatura en Genética.
Ferviente admirador de Eduardo Galeano, recuerda su primera incursión en la literatura durante el secundario al leer "Crimen y Castigo' de Dostoyevski. Por aquel entonces, jugaba a escribir poemas pero la escritura toma forma en él muchos años después como mecanismo de expresión intimista. Participó en diferentes talleres de escritura y no posee aún textos publicados.



lunes, 10 de mayo de 2021

Mirá mamá, aparecí en la tele (Diandra Herrera)

Qué va a ser de mi gato
cuando acostado en la cómoda
mire a la puerta
donde solo entre su padre o su abuela

Qué va a ser de mi gato
que no se mima con nadie
espere mi contacto
que nunca llega

Qué va a ser de mi gato
cuando me llame maullando
y yo esté con las piernas abiertas
y mi garganta degollada

Qué va a ser de mi gato
cuando no entienda
que mami no aparece

Más bien
que apareció
en las noticias de una pantalla

Qué va a ser de mi gato
que para sentir mi presencia
tenga solo mi ropa

Qué va a ser de mi gato
cuando le expliquen lo que es la muerte
y el solo vaya a mi lugar de la cama maullando

Qué va a ser de mi gato
que no vive solo de comida
que comparte conmigo su vida
y le hayan arrebatado la mitad

Cómo le explican
a un ser ingenuo
lo que es la maldad del hombre

Qué va a ser de mi gato
recorriendo mi casa
esperando que vuelva pero solo encuentre mi espíritu

Sobre la autora:
- Nombre y apellido: Diandra Silvia Herrera.
- Sobrenombre: Haii Yoru.
- Edad: Casi 30
- Ciudad de origen: Posadas

- Recorrido literario: Cuando quieran se los cuento, con una birra de por medio.
- Publicaciones: Eventuales
- Eventos/presentaciones: Un mamarracho.

- Redes:
Instagram: bloqueado
Facebook: Oculto
Twitter: No existe
Otres: Quien sabe
 
- Espacios donde leerla: Donde usted quiera, hasta en el baño.



 

jueves, 6 de mayo de 2021

Reseña: Promising Young Woman


¡TENÉS QUE VER PROMISING YOUNG WOMAN!

El “rape and revenge” es un subgénero de explotación que se hizo popular por películas de serie B entre los setenta y los noventa, siendo tal vez “Escupiré en tu tumba” la más conocida de ellas. Desde su tráiler, Promising Young Woman parece homenajear a esta tradición presentándonos a Cassie, una mujer que por las noches finge emborracharse en los bares al punto del desmayo para cazar a algún macho desprevenido que quiera llevársela a su casa para intentar violarla en estado de ebriedad. Las películas del subgénero mencionado resuelven cualquier conflicto moral que se tuviera sobre la justicia a mano propia retratando a los culpables como monstruos sin posibilidad de redención, quienes no solo participan sin remordimiento en la violación de la víctima/vengadora sino que además la justifican hasta el momento del castigo.

En Promising, en cambio, las presas Cassie son hombres en principio dubitativos, inseguros, como si sus intentos de someterla respondiesen a una ansiedad por asegurarse a sí mismos su masculinidad más que a una calculada malicia. ¿Cómo hace entonces la película para resolver la moralidad de una “venganza preventiva” hacia estos personajes? Fácil… no hay venganza (Capaz acá debería haber advertido que iba un spoiler, pero es que te enterás a los diez minutos, así que no cuenta). No, en serio, lo que uno cree que debería pasar, no pasa, y, en cambio, no pasa nada… nada de nada... Los tipos se la llevan tambaleando a sus casas, le dan otro par de copas, se le refriegan a pesar de sus balbuceantes negativas y, cuando intentan desnudarla, ella se despabila y los increpa por haber intentado violarla, asustándolos a tal punto de que los flacos terminan más o menos pidiendo perdón por sus pecados y jurando haber aprendido la lección, como si eso fuese suficiente para que un tipo se deconstruya y renuncie a sus machiruladas, como si solo se tratara de una fantasía de catarsis contestataria.

El error es nuestro que nos dejamos engañar por el morbo que despierta el tráiler y ponemos la peli para ver las aventuras de una SCUM. Es que, más que una película sobre una vengadora feminista, Promising Young Woman habla sobre la justicia y sobre cómo su ausencia puede encerrar a algunas personas en un limbo, buscando día tras día avanzar un paso más para verla ejecutada, mientras que otres prefieren el olvido a vivir con la parte de culpa que les toca.

A la mañana siguiente nos enteramos que esas excursiones nocturnas son poco más que un hobbie que Cassie sostiene en un intento por mantener saciada esta supuesta sed justiciera. Mientras tanto, entrando a sus 40 años, sigue viviendo en la casa de sus viejos y laburando en una cafetería. En sus intercambios con sus padres y amistades se hace referencia a la “prometedora” carrera que podría haber tenido de haber continuado sus estudios en la Facultad de Medicina. Pero el título de la película no solo se refiere a ella sino también a Nina, su amiga, quien, mientras cursaba con ella la carrera, fue violada en una fiesta, y cuyas secuelas la llevarían a quitarse la vida tiempo después. La razón por la que Cassie renunció a SU futuro “prometedor” fue para hacerse cargo de su amiga y, mientras hacía lo que podía para juntar sus pedazos, fue testigo de cómo el sistema patriarcal y la cultura de la violación funcionaron para limpiar el buen nombre de los responsables, para que el olvido les permitiese alcanzar esa vida tan próspera que a Nina le fue arrebatada.

La película la sigue en su búsqueda por confrontar tanto a los protagonistas del hecho como a quienes contribuyeron en taparlo, incluyendo al abogado y a la decana de la facultad, cuestionándonos durante toda esta travesía si en algún momento Cassie sería capaz de cruzar la línea y cometer alguna atrocidad tan terrible como las de sus antagonistas. Su odisea está en permanente conflicto con todas las personas cercanas en su vida, quienes constantemente le sugieren que se permita olvidar lo que pasó, para finalmente liberarse de los grilletes que la mantienen estancada y pueda seguir adelante. Esto se ve acentuado cuando comienza a relacionarse sentimentalmente con Ryan, otro ex compañero con quien por momentos se sugiere la posibilidad de reconstruir su vida.

Probablemente, lo más destacado de la película sean los cambios de tono que tiene, ya que, a pesar de la gravedad de su temática, se mantiene en el principio muy liviano y sarcástico, lo que la sostiene en un estilo de comedia negra. Las escenas de cacería, por ejemplo, recuerdan a los slashers noventosos pero vistos desde las perspectiva del asesino. Cuando seguimos su relación con Ryan de repente la película se transforma en una RomCom, que nos muestra escenas típicas como la cena tensa con los padres o un montaje de ambos al ritmo de Paris Hilton. Pero cuando finalmente el amor se desengaña, vuelve el tono de comedia negra de forma recargada, como si hubiese estado llenándose y conteniéndose detrás de una barrera al igual que sus ansias de venganza, la que tras la decepción, está lista para llevar hasta las últimas consecuencias.

(Ok, capaz ahí si tendría que haber avisado de spoilers… pero es que era obvio, ¿qué pensabas, que la peli terminaba con los dos casándose?)

La película es el debut como directora de largometrajes de Emerald Fennell, actriz, novelista y guionista que ya había trabajado escribiendo episodios para la serie Killing Eve. Además, es el tercer film producido por LuckyChap Entertainment, la productora de Margot Robbie, quien también estuvo al frente de “I, Tonya” y “Birds of Prey”.


FICHA TÉCNICA

Año de publicación: 2020

País: Estados Unidos

Género: Comedia negra, Thriller

Te va a gustar si te gustó: Cualquier comedia negra de crítica social y buen ritmo, “American Psycho”, “Gracias por fumar”, “Paradise”, “Jojo Rabbit”.

El punto fuerte: Además de los cambios de tono, la escena del abogado carcomido por la culpa es un agregado destacable.

El punto débil: Que no le haga nada a los hombres que “caza”, aunque ayuda a empatizar con la protagonista, rompe con la credibilidad. La mayoría de sus encuentros no habrían terminado tan pacíficamente como se presentan en el film, y Cassie tiene un cuaderno entero de ellos.


Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=Lkp_bcbKngw&t=104s




lunes, 3 de mayo de 2021

Ausencias (Andrea Zayas)

Hace unas semanas me dijeron que tenía la mirada triste. Hace dos exactamente tuve un ataque de ansiedad o angustia. Para qué les voy a mentir, yo también miro mis fotos, me miro en el espejo y me veo así. No tiene sentido esconder lo que a simple vista nos estalla en la cara y en el pecho. No te voy a negar la tristeza del rechazo y de la espera con la mesa puesta, las distancias no queridas con un hermano, el silencio absoluto de quienes deberían apoyarte, las ausencias que se paran en el borde de la cama y no te dejan dormir, los miedos. Qué sentido tiene caretear si en los momentos de mayor angustia estamos igual que como venimos al mundo: desnudos, solos y llorando. Así venimos y transitamos esta vida negándonos a nosotros mismos el hecho de que nos vamos a ir de una forma parecida. ¿Le tengo miedo a la muerte? No. Más miedo me da esa soledad que te rodea de gente.

Sobre la autora:
Andrea Cecilia Zayas tiene 30 años. Nació y se crió en Posadas, Misiones. Es abogada. Ha trabajado como conductora de radio durante el 2019 y parte del 2020 y en la edición virtual del MovilFest del 2020. Lee desde los cuatro años. Desde pequeña decidió que no quería tener una sola vida sino todas las que pudiera imaginar. Tuvo una infancia en un entorno humilde pero nunca le faltaron libros. Dice que sus libros le salvaron la vida. Hoy en día lee menos de lo que quisiera por falta de tiempo. Escribe cuando las emociones la desbordan y como forma de terapia.
Entre sus autores preferidos se encuentran Michel Foucault, Friedrich Nietzsche, de los que se enamoró en su etapa universitaria. Y también autores de la talla de Eduardo Galeano y Ernesto Sábato.

Sus redes sociales: Instagram: @andreazayasok - Facebook: /Andreaa.Zayas