martes, 2 de febrero de 2021

Carta de un hombre triste en un día de lluvia (Horacio Nazaruk)


Estoy bastante seguro de que el día en que me muera va llover de manera tenue y la temperatura será lo suficientemente fría como para hacerme sonreír por última vez. No sé exactamente cómo lo sé, pero es así, o al menos sueño con que así sea.

Hoy es un día particularmente extraño pues me encuentro pensando demasiado en que tengo ganas de vivir. Y quizás te preguntes por qué tendría ganas de vivir una persona que arranca su carta hablando sobre el día de su muerte. Bueno, en realidad también es extraño que esté escribiendo una carta en pleno siglo XXI, pero eso no es lo que estamos cuestionando. Tengo ganas de vivir porque comencé a hablar de la muerte y eso para mí es extraño.

La muerte es un tema que lleva dando vueltas en mi cabeza hace ya bastante tiempo, pero el lograr poder hacerla salir de ahí es bastante nuevo. Verás, me gustaría relatarte acerca de mi relación con la conciencia de que algún día todos moriremos. En cierto modo, soy consciente de esto desde hace bastante tiempo, más o menos desde los cinco años. En un momento cualquiera en que estaba jugando solo en el patio de la casa de mis padres, la idea de que si existe un cielo también existe un infierno cayó sobre mi como una pedrada. Ahora que lo pienso, es un pensamiento bastante especifico como para alguien de cinco años. Creo que no hace falta aclarar por qué no jugaba con otros niños.

Pues bien, como te dije hace unas oraciones, tenía cinco años cuando me encontré a mí mismo aterrado de la idea de que si metía la pata podría terminar en el infierno y ni hablar de cuando luego comprendí que para ello antes tenía que morir. Lo importante de esto es que ese determinado instante fue la única vez en que recuerdo que le tuve miedo a la muerte, o por lo menos a la mía propia. Digamos que pensar en la muerte de los que me rodean sigue siendo un poco estresante, pero, a riesgo de que me tomes por pesimista, tengo que decir que ante lo inevitable prefiero ponerme a hacer algo útil. Mi relación con la conciencia de lo efímero de la vida (específicamente la mía) comenzó a muy temprana edad y supongo que ese es el motivo de que ello no me genera demasiado conflicto. Ahora bien, vivir es lo que me cuesta más estos últimos días o, supongo, años.

-Otra contradicción- debes estar pensando y puede que tengas razón. Vivir implica sentir, sentir implica emociones y las emociones son uno de mis puntos débiles. Como quizá sepas, no me gusta parecer débil, aunque creo que no engaño a nadie y es probable que todo el mundo lo sepa ya, pero prefiero seguir creyendo una fantasía. Es mejor guardar las apariencias y vivir en una mentira más llevadera.

Además, las emociones son algo que no puedo controlar, ellas me controlan a mí, perder el control me estresa. A veces me permito reprimirlas hasta que desaparecen, eso me da la sensación de autocontrol falsa. De una u otra manera siempre terminan cayendo sobre mí como una pedrada *guiño, guiño*.

Me imagino que debes de estar confundido al leer esta descripción, algo acotada, del mundo que sucede en mi cabeza, y, sinceramente, no te culpo. Yo también lo estaría y de hecho lo estoy desde hace mucho tiempo. Todavía trato de entender muchas cosas que suceden, mas me temo que el tiempo corre y no parece quedar mucha arena en el reloj.

¿Que a qué iba con todo esto? ¿Que cuál es el motivo de esta carta? Creo que no lo sé. Creo que son bastantes dudas para este pedazo de papel.

No puedo terminar sin mencionar que hoy he visto que está pronosticado que va llover y que la temperatura bajará considerablemente y necesito saber dónde puse mi paraguas. Ah cierto, también quería contarte que hoy hubo pedrada de emociones, más precisamente hace unas dos horas. Ha durado particularmente más que la última vez, pero sigo creyendo que puedo controlarlas. O engañándome que puedo, en este punto de esta carta puedo decirte que ya no sé. Al menos eso sí puedo controlar: sé que no sé. De todas formas, espero fervientemente que encuentres esta carta en algún lugar y que cuando lo hagas, recuerdes que quiero vivir.

Atentamente:
Un hombre triste


Sobre el autor:

Horacio Nazaruk pertenece a la raza conocida como “gente del interior que viene a Posadas”, ya que proviene de un pueblo llamado San José (que por lo general muchos no han siquiera oído hablar). Actualmente, tiene 22 años y es estudiante de las carreras de Profesorado y Licenciatura en Letras en la FHyCS. Su recorrido por la escritura no tiene un principio preciso, pero sí tiene un momento de enamoramiento que tiene como causante la escritura de una obra de teatro titulada “Cómo deshacerse de Romeo”.


A pesar de que su comienzo oficial tiene como origen una comedia paródica, actualmente se inclina por lo que él denomina como “escritos sad”, aunque siempre se encuentra experimentando con otros géneros. Podría decirse que escribir para él es una manera de darle forma a aquello que lo abruma, lo entristece, le hace reír, cuestiona, frustra o, simplemente, aquello que no puede controlar. O, en pocas palabras, todo aquello que lo expone a sentir.

Ha participado de la “Primera Antología de Jóvenes Escritores Misioneros” publicada en 2019 aunque la mayoría de sus escritos pueden ser encontrados en Instagram y Facebook como @horacioness.





8 comentarios:

  1. Excelente relato, cargado de un existencialismo que representa la soledad del pensamiento. Me encantó.
    Aldo Samudio.

    ResponderEliminar
  2. Amo este estilo de escritos en dónde se pone de manifiesto todas esas secuencias que hacen de lo profundo una nube suave dónde guarecerse.Mencantó 😉🙌

    ResponderEliminar
  3. ¡Muy bueno Horacio! Ánimo y adelante.

    ResponderEliminar
  4. Amoooooo, la muerte es una realidad, muy buen escrito♡

    ResponderEliminar
  5. Me encanto. Una carta que plasma claramente esos pensamientos desordenados y a la vez conectados, que como bien termina, no sabemos explicar del todo.

    ResponderEliminar
  6. Felicitaciones querido Horacio.Siempre excelente!
    Se de tu talento sigue adelante!
    Muchos exitos.Un abrazo desde nuestro querido San Jose.

    ResponderEliminar
  7. Un genio!!! Y vendrán más éxitos!!!

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.