martes, 25 de agosto de 2020

Última voluntad (Matías Espinosa)

 

A la memoria de Caballo Loco

y todos los Sioux Oglala

 

Todos coman un pedacito de mi cuerpo

No quiero ser el único Cristo sentado a la mesa

 

Todos ¡Apúrense!

Muérdanme con rabia la cara

Sírvanse mis mejillas en fetas

Muerdan mis ojos y beban su sangre

no lloraré

De un tirón arránquenme los labios

Cómanme la lengua
Escupan mis dientes

al piso

 

Todos coman una parte de mi cuerpo

que mis manos no carguen más

que el peso de sus propios huesos

 

¡Adelante! Soy de todos

Quiero ser en todos

Quiero que me devoren

Quiero que dos horas más tarde me caguen

 

Y no

no quiero entrar por tus ojos

por tus oídos

por tu sexo

quiero entrar por tu boca

como una lengua húmeda

arenosa

y fría

 

No dejen mis piernas sin morder

el fémur sin pelar

mis fluidos sin sorber

 

De la mesa que me sostendrá

deberán

c

a

e

r

las gotas rojas de mis muslos

 

Esa sangre tan común

tan ya de nadie

tan ex mía

tan ya suya

tan ya de todos

 

¡Sírvanse!

¡De nada sirven ya las palabras!

 

Me quiero quedar sin piel

sin carne

sin vísceras

sin huesos

Dejen que los perros los partan por el hambre

 

Déjenme

Quiero ser el asqueroso recuerdo dominical

que llene las panzas de todos



Sobre el autor

Tengo 22 años y nací en Posadas. He participado en una antología poética y publicado en un diario virtual, también he asistido a uno que otro evento de poesía.

En cuanto a mi recorrido literario puedo decir que es muy diverso. He leído desde clásicos hasta no tan y para nada clásicos. Mucha literatura nacional, latinoamericana y europea. Literatura de todo tipo: narrativa, poesía, teatro, crítica, teórica, ensayística, histórica, biográfica, filosófica, de sofá, etc. Mi género predilecto es la poesía, pero, este año, empezó a reflotar mi amor por la narrativa; hace meses no leo un poemario completo.

Mis lecturas desde un primer momento indican por qué lado van mis escritos. Nunca pude enmarcarlos/encasillarlos en algún estilo concreto. He incursionado y experimentado muchos géneros, pero todos parecen desembocar en lo mismo: escritos donde me siento en el banquillo de los acusados y me juzgo, o, por el contrario, donde me subo al podio y juego a ser el juez de turno. Textos donde contemplo mi entorno e intento traducirlo al lenguaje de un Yo poético en pañales. Un Yo poético influenciado por lo que leo, veo, siento y pienso. Ninguna palabra que escribo está exenta, ninguna es casual.





martes, 18 de agosto de 2020

Patronum (Marcos Parche)

 Entonces no sé discernir bien,

si es que sueño o

si es que ando sonámbulo debajo

de un gran círculo azul,

o si soy un pequeño punto negro

en los celestes ojos de Maggie Smith.

 

Hoy no sé si estoy encerrado,

si vuelvo

o si voy,

caminando aceras, o veredas,

o picadas en medio de un yerbal;

qué es lo que soy.

Me duelen las miradas que no hice,

las palabras dichas sin pensar,

pero no sé si salieron de mi boca.

No tengo bien en claro

si soy una canilla

mal cerrada,

que gotea su alma poco a poco

esperando la factura impagable.

¿Acaso soy sólo un trazo rojo en los labios de Maggie Smith?

 

Capaz que soy un pitogüé

que para su vuelo en el tendal de la vecina,

anunciando las buenas nuevas

y es ahuyentado con una ojota voladora.

A veces pienso que soy

un arcano,

de alguna carta tirada sin ganas,

que me dice que soy lo que en realidad

no soy.

En una de esas mañanas me despierto peinado,

como escena de cine

y lleno de cosas por hacer como cualquier otro villano,

con el rulo en la frente,

con el queso en el ojo,

con la ojera oscura,

con las arrugas tiernas como si fuera el rostro de Maggie Smith.

 

Yo creo que,

si es que hay un yo en mí,

que mañana el mundo será mejor sin tanto yo,

con más rayones que son leídos por ahí:

en la puerta de un bar

en la esquina de un boxeador

en el libro de un ermitaño

en la pared de un baño

en los zumbidos de una mosca

en el paso de un tornado

en lo profundo de un pozo,

en la mordida de un perro,

o quizás también en las pisadas de Maggie Smith.

 

Mañana me voy a levantar temprano,

conociendo la consigna del día y

maniobrando una nueva identidad,

tratando de no comerme vivo cuando me vea en el espejo

y vea que no soy yo el que está ahí,

tratando de hacer las pases con el pibe que está ahí,

aunque eso no fuera algo escrito en un libreto para Maggie Smith.

Me voy a mirar fijamente al espejo para ver si cambio algo,

si me transformo en gato

o si soy sólo un sonámbulo tocando la puerta

a la madrugada,

queriendo entrar, o salir, de ese sueño.

 

Capaz que el dibujo en la carta no miente,

y soy un tipo muy de los adentros,

de esos adentros que a nadie le gusta abrir.

Ojalá que no sea necesario salir a buscarme,

porque me cuesta pensar cómo

voy a salir de ese espejo, cómo

voy a salir de este sueño, cómo

voy a salir desde la carta que está mal tirada,

y que dibuja un viejo cerca de morir,

con la mirada profunda

como la que tiene Maggie Smith.

 

Mañana,

será mañana,

cuando remonte un barrilete para ver si puedo pinchar el cielo,

para que caigan las gotas de ambrosía

sobre el pueblo,

ver si es cierto que el cielo tiene el sabor

del tiempo.

Mañana podría ser el día,

en que dibuje en el vidrio empañado

los bigotes que no me crecen

y los bostezos que no son ciertos,

porque están

en el viejo de la carta,

en el sueño,

en el espejo,

y la mirada de mentira para cumplir

la consigna, en las palabras

que voy sumando

como si fuera dinero,

en los bolsillos de Maggie Smith.

 

Ojalá que el diario del lunes

me traiga

un mejor horóscopo,

con un crucigrama difícil de resolver

y un póster de la banda

que quizás me gusta escuchar.

Ojalá sea cierto que

cada semana uno se resetea

y sabe con certeza en qué lugar está parado.

Quién sabe,

en una de esas mañanas me despierto

dentro de un cuerpo que ya no es

este que se pudre,

y puedo agitar los brazos, convocando

el patronum de Maggie Smith,

y con ello la gloria de saber que puedo ser

quien quiera ser,

le guste o no al jodido espejo.



Sobre el autor

Marcos "Parche" Pereyra tiene 30 años, es oriundo de Jardín América (Misiones), se desempeña como Profesor en Letras. Actualmente no posee publicaciones. Ha participado del 2° Mundial de Escritura, evento realizado de manera virtual, en el cual resultó semifinalista.

En cuanto a su recorrido literario, Marcos nos comenta que éste está bastante manchado: "No siempre leo de forma premeditada, a veces sólo me encuentro con textos literarios y otros no tanto. No puedo decir que tenga un autor de cabecera o algún género predilecto. En mi casa tengo clásicos que ayudan a sostener a los otros libros más pequeños en la repisa y algunos libritos artesanales con boletos de colectivo entremedio. Algunos libros que leí se transformaron en maquetas hechas con cajitas de cigarrillos. Me gusta leer teatro, poesía de forma casual y textos narrativos cuando viajo".






martes, 11 de agosto de 2020

It’s What It Is (Fabián H. Medina)

Nadie escribió el Quijote por esta zona todavía

Hay mucho Bukowski línea Marolio en el barrio

El problema es que antepusieron el reviente  

y dejaron la escritura en segundo plano

 

También hay demasiado sommelier del buen gusto dando vueltas,

los que auditan una norma IRAM de lo culturalmente aceptable

 

Por alguna razón todavía hay algunos

que piensan que la obra popular

tiene menos valor que la ignota

Esos que dicen:

Blue Velvet está bien, pero el verdadero Lynch es el de Eraserhead

 

Demasiado snob, demasiado especialista,

mucha boludez solemne y poca boludez divertida

 

Tampoco está tan mal eso, ojo,

(se hace lo que se puede)

 

Supongo que todos queremos pertenecer

 

Incluso los que rechazamos la pose

podemos ser más posers que todos

Pero supongo que madurar es aceptar,

aceptar que hay cosas que no son para uno

 

Pink Floyd me da sueño

A la pintura abstracta no la entiendo

Todavía no leí el Ulisses

La Broma Infinita está entre mis pendientes

pero ya sé que la voy a abandonar antes de la mitad

 

No me sale escribir del monte y la tierra roja

además la primavera me da alergia

 

No está mal que nuestros amigos quiebren todas las noches

pero alguien tiene que estar careta a las 6 para que los números cierren

 

Algunos necesitan descender al abismo para crear

Yo estoy mirando la tele esta madrugada

esperando que llegue esa publicidad que me gusta cantar:

“Mate, café, harina y palmitos”.

martes, 4 de agosto de 2020

Piribebuy Connection

Donde manda capitán, no hay marino que se banque y más si el catamarán está sponsoreado por la caña Piribebuy; en ese caso, lo único que se consume es esa bebida espirituosa. Y está todo bien, pero el capitán me manda a mí a limpiar los fósiles embotellados… Y sí, imaginate, yo alta fisura cargo y tengo que estar haciéndome cargo de los cadáveres que deja la multitud.

Ah, bueno, ya sé que al formar parte de la tripulación no me corresponde beber pero no hay caso con la Piri. Primero, mojás los labios, después le das un par de besitos tímidos, después un chupito va otro chupito viene y entrada la noche, ¡zas! Estás en el centro del salón con una multitud alrededor que te grita: ¡Bajale la caña!

El capitán está bien anoticiado de mi comportamiento. Ehm… no, no le gusta para nada lo que hago aunque logramos llegar a un acuerdo. Yo puedo hacer el payaso todo lo que quiera pero al otro día tengo que dejar como nueva la embarcación. Sin quejas, sin reproches, sin arrepentimientos.

Me estuvieron llegando rumores de que incluso el capitán ya anduvo barajando la posibilidad de promocionarme como una de las principales atracciones del combo partuzero. Debe ser a raíz de esos videítos que se hicieron virales en las redes sociales, en donde yo estoy chupadazo bailando cuarteto con Bob Esponja y el Dinosaurio Barney… Sí, creo yo que es por eso… Como sea, alto dancer pegaron en la tripulación así que no arrugo en ese rol.

Aunque tengo que medirme, te lo reconozco, a veces pega feo la Piri y me pone en violento, a mí y a los bichos también. ¡Uh, aguantá que te cuento la del sábado pasado! Alto black mambo, boludo, cayó La Pantera Rosa en la cocina, se había encanutado un par de Piris Gold Leaves Limited Edition que afanó de la mesa de unos tortolitos que estaban que besito, que manito, bueno, la cuestión es que les manoteó los envases y se mandó para la cocina. ¡Ja! No, no porque La Pantera sea piola… nos anda debiendo un par de favores y está tratando de hacer buena letra con nosotros, los que movemos la trama de la fiesta a capricho… La cosa es que cayó con las Piris y comenzamos a joder con el campeonato de fondo blanco. En menos de una hora nos bajamos las tres botellas que había traído La Pantera y ahí la cosa se puso picante, che…

No sé qué quilombo andaba teniendo La Pantera con el teletubbie lila pero se ve que ya tiene larga data la cosa; por lo que llegué a entender la onda iba por una cuestión de polleras y asados escupidos, y vo’ sabé’ cómo son lo’ vago’ con esas cosas… Todo empieza con un chistecito, una cargadita de uno al otro, el otro arremete con una indirecta punzante, ahí ya el otro se calienta y quiere irse a las ñapis… Y todo se va al carajo…

Decí que yo tengo tacto para pilotear estas situaciones y pude anticiparme a la garroteada que se venía. Ahí nomás metí el grito en el cielo, improvisé un trencito desde la cocina con chef y todo, al paso cacé una botella de Piri a medias que había en una mesa y me puse la joda al hombro.

Una hora y media estuve de acá para allá con La Pantera y el teletubbie lila para evitar que se cagaran a palo frente a todos los pasajeros. Para el final, entre Piri y Piri, les pintó el pedo melancólico a los dos. Se buscaron, se abrazaron, se juraron fidelidad eterna porque ¡vo’ so’ mi amigo y yo te banco a muerte!

Ahora que me pongo a recordar, la verdad que estuvo muy buena la noche. Me estoy acordando de la multitud fundiéndose en un gran aplauso ante el emotivo abrazo de las bestias; y de todos nosotros alzando bien alto nuestras Piris para brindar por la amistad y la alegría sin fin.

Es que es así nomás, con la Piri de tu lado nada puede fallar.