lunes, 25 de octubre de 2021

Imaginemos, imaginar (Seres Azules)

Imaginemos, imaginar la amplitud infinita que podemos abarcar con solo concentrarnos en nuestros pensamientos. Podemos llegar a lugares insólitos, reales, platónicos, encriptados y olvidados.
La imaginación es nuestra herramienta más valiosa.
Pueden encerrarnos, lastimarnos, pegarnos, escupirnos, privarnos de todos nuestros derechos, de nuestras ropas y morales, pero algo que jamás van a arrebatarnos es la imaginación, nadie externo puede acceder a ella, ni pueden controlarla; capaz que sí intentar inducirla o direccionarla, pero ella es resbalosa y puede escurrirse hasta en los más estrechos límites.
La imaginación es poder y libertad. Y cuanto más se alimenta, más crece; es inagotable e infinita. Podemos crear y criar diversas imaginaciones, con diferentes intenciones, es nuestra aliada y tiene injerencia directa con el futuro.
La imaginación puede también traer grandes catástrofes cuando se alimenta de miedos e inseguridades, por eso hablo de la imaginación como herramienta de poder, porque puede construirse el lugar deseado o la peor de las prisiones.
Cuando dejás tu mente en modo avión, ¿tu primer pensamiento es afirmativo o negativo? ¿Pensás en tus carencias o fortalezas?
A veces cuando la realidad me tira a la hoguera y mi piel arde humeando la ciudad, la imaginación se convierte en el único lugar seguro que no huele a carne quemada; la mayoría de las ocasiones no puedo detener el fuego, pero puedo aplacar las heridas viviendo unos minutos, unos meses o unas vidas después, me voy al futuro y me traigo calma.
Imaginemos una biblioteca que simula nuestros pensamientos, aunque algunos se pierdan o no se devuelvan o se los raye encima, ellos existen y forman parte de una inminente variedad. Y un libro roto no opaca una biblioteca. Además, como esta biblioteca es imaginaria podemos cambiarla todo el tiempo, podemos ser una de esas ambulantes que van sobre un carrito y una persona recorre la playa ofreciendo ese pedacito de magia. O de esas bibliotecas renacentistas llenas de ancestros históricos y ocultismo mágico.
O una pequeña biblioteca de escuela satelital, donde los libros se escabullen en la imaginación oral y los susurros de la selva. La biblioteca es solo una excusa para entrar en un elixir invisible. Y donde la metáfora puede ayudar a entender los lenguajes simbólicos con los cuales trabaja nuestra imaginación en nuestro inconsciente.
Mis palabras naufragan libres en los ríos de mi mente y cada tanto pesco algún sueño para cobijarlo y luego devolverlo a su mundo irreal e inconcluso.
Entonces imaginemos los infinitos desiertos que podemos regar sin siquiera movernos.

Sobre la autora:
Sol Monferran A.K.A Seres Azules
Artista Transdisciplinar, escritora, animadora, música y actriz, peregrina del arte en la búsqueda constante de nuevas narrativas. Co-directora y productora de Multiversos Festival de Animación y Videojuegos. Directora y guionista de Laboratorio Azul (productora de contenidos audiovisuales, federal y transfeminista).

- Libros publicados:
“Los pies Detrás del espejo” (Novela corta, septiembre 2011)
“Nocturna Luz” (Poesía, abril 2013)
“El NEA escribe teatro. Del INT (Dramaturgia, septiembre 2013)
“Fa” libro bilingüe Español – Checo (Dramaturgias, septiembre 2014)
“Minimanías” (Poesía, junio 2015)
“Caña con Ruda” (Poesía, agosto 2021)




lunes, 18 de octubre de 2021

Ampolla de vidrio (Estefanís González)

Mi funcionamiento es sencillo
el flujo de corriente eléctrica está dado por
leves choques
apenas vibraciones
en las que puede quedar sometido el papel o no
a veces son solo ideas, ritos o sorbos
que hacen arder delgados filamentos

duro mucho tiempo sin consumirme
pero a veces pasa:
dejo sin luz esta ampolla de vidrio
desgajo la retina
apolillo sueños en el cajón

“No se trague el misterio”, repito
no es decoro, es una decisión

después de todo
el amor no es más que arder.

Sobre la autora:
Estefanís Natalí González, nacida en Resistencia, Chaco (1995), vive en Posadas, Misiones hace más de 7 años. Es comunicadora social con perspectiva intercultural y orientación en investigación, actualmente maestrando en Políticas Sociales.
Publicó de manera independiente “Mar Adentro” (2018) y “Con-sentir la sombra” (fanzine con ilustraciones, 2019) junto a la artista plástica Sofía Aixa Guzmán. Fue parte de la antología poética “Algo tengo para decir” (2020) junto a poetas de todo el país, editada por Piloto de Tormenta.
Al día de hoy participa del proyecto "Trilce", una editorial autogestiva e independiente de poesía contemporánea que propone y produce la difusión de autorxs de la región en un formato alternativo y de tirada corta (fanzines), concibiendo al libro como objeto orgánico y de valor sensible.

Instagram: estefanisgonzalez




lunes, 11 de octubre de 2021

Qué sigue a la octava (Ángela Gómez)

En realidad, las fiestas nunca fueron lo mío, me ponen nerviosa. No sé divertirme y me pongo a observar la conducta de gente que casi ni conozco. Los libros y la filosofía sí son lo mío, pero estaba intentando desinhibirme aunque no podía dejar de hacer circulitos imaginarios sobre el mantel con una cuchara y reclamarme silenciosamente haber asistido. Hacía círculos cada vez más chiquitos, para no llamar la atención con ese ruidito inaudible que yo escuchaba bien, pero dudo que alguien más lo hiciera ya que la música sonaba fuerte. Decidí levantar la vista solo para confirmar lo que ya sabía: la mía era la única mesa con nombres de invitados que no se conocían entre ellos y por eso quizás no llegaban.
Ataque de pensamiento brusco reprimido: ¡qué fiesta de m´*! Que se sumaba a los otros de ¿"para qué vine"?, y el estilo de cosas que se dice cuando se activa ese mecanismo de defensa emocional por la inseguridad que uno siente.
Los pensamientos de reclamo van intercalados. Uno de castigo a uno mismo y uno de culpa a alguien o algo del exterior inmediato. Sería una secuencia del tipo: "para qué llegué puntual", e inmediatamente un "¡qué decoración más ridícula!".
La mía era la mesa ocho, la última. La última mesa es donde ubican a la gente que no pertenece a ningún círculo afectuoso fuerte de los que se están casando. No son amigos del trabajo, ni parientes, ni siquiera mantienen el contacto, pero son invitados porque hay un compromiso invisible, alguna deuda pendiente, alguna cuestión del pasado. Y la acción es recíproca ya que los que reciben el sobre con la tarjeta aceptan la invitación por las mismas razones.
La gente seguía llegando, caminando, saludando. Yo no. No había tema de conversación con ninguno de los invitados. Pensé que era una pésima invitada –seguía recriminándome–, no me sentía feliz. Pretendía seguir borrando y dibujando los círculos cuando alguien se sentó al lado. –Martín –me dijo. –Alma –contesté. Silencio... Momento incómodo. Casi todas las mesas estaban llenas. A la ocho le faltaban tres invitados todavía y dejé en paz la cucharita por obvias razones.
Avanzaba la noche entre el primer baile, los aplausos, el brindis y las fotos. Todo dentro de lo normal excepto que los demás invitados de mi mesa jamás llegaron. Hacíamos y contestábamos preguntas de cortesía y frases sueltas, es que no había coincidencias entre nosotros. Yo seguía pensando en lo absurdo de que existiera una mesa como ésta en las fiestas. Por aburrimiento terminamos proponiendo un brindis. 
–Salud por los novios, y por los amigos de la infancia que todavía viven en el barrio, pero ya no pasan tiempo juntos –sugirió Martín. 
–Y por las mejores amigas que ya no se hablan, pero se invitan a las fiestas– añadí.
Y, en fin, por los vínculos reciclables, o, mejor dicho, reciclados que somos a veces en la fiesta de la vida alguien. Nos reímos nuevamente y caí otra vez en el mutismo, pensativa, me gustaba tratar de adivinar el criterio que utilizaron para conformar la ocho. No había; y para mí eso era totalmente válido ya que siempre había pensado que no existe eso de que las cosas pasan por algo. Me senté de nuevo y volví a no divertirme, y otra vez al silencio, hacia adentro, bien adentro sin llamar mucho la atención. Levanté la mirada solo un poco, de reojo vi a los círculos invisibles que Martín dibujaba sobre el mantel con una cucharita.

Sobre la autora:
Ángela Gómez (Angie) nació un 7 de abril de 1991 en el pueblo de Santo Pipó. Es profesora de Inglés y licenciada en Educación.
Escribe desde que tiene memoria, pero nunca se animó a socializar sus escritos.
Ha participado del tercer, cuarto y quinto mundial de escritura. Entre sus autores predilectos se encuentran Savater, Fromm y Dostoievski.



lunes, 4 de octubre de 2021

Insomnio (Jennifer Eichberger)

Hace algunos años, malgastaba mis horas nocturnas intentando vanamente conciliar el sueño. Utilizaba todo tipo de métodos naturales para alcanzar las ocho horas de descanso recomendada por los médicos, pero nada parecía funcionar. El despertar sucedía en cualquier momento, eso era lo peor de todo, podía estar durmiendo placenteramente y levantarme desesperado a las cuatro de la mañana sin ninguna razón aparente.
Los especialistas pocas respuestas me dieron: estrés, angustia, ansiedad, depresión, y un millón de etcéteras. Y lo que me ofrecían era un abanico de drogas para adormecer todos mis impulsos. Al parecer, la vida resultaba complicada de procesar para mi organismo. Sin embargo, pronto descubrí que este mal aquejaba a la mayoría de mis conocidos y poco había por hacer más que aceptarlo. Entonces pasé por todas las reacciones y emociones posibles; desde el enojo hasta la tristeza y, al final, la aceptación.
La solución vino casi por arte de magia durante una de esas noches. Al darme vuelta, apareció una figura fantasmagórica acostada junto a mí. No obstante, antes que causarme pavor, me llenó de una alegría inimaginable. Miranda había fallecido hace diez años, dejando un hueco sombrío en mi existencia, pero estaba de nuevo tan bella como en vida. En ese instante, me sentí como Dante en el Paraíso en presencia de Beatriz. Quise tocar su mano, pero ella la apartó asustada. Supuse que ya no poseía un cuerpo y su incorporeidad rompería toda la ilusión.
Abracé con ganas la nueva irrealidad, en la cual hicimos un pacto implícito. Ella me visitaba todas las noches de insomnio y hablábamos por horas. No faltaban ocasiones en las que recordaba lo mucho que nos amamos y me largaba a llorar. Incluso varias veces le rogué que me llevara con ella; pero por la mañana ya estaba mejor, descansado y con ánimos de afrontar la vida. A veces, perdía la cuenta del tiempo y pasaba fines de semana enteros hablando con su recuerdo. Cada vez se apegaba más y más a mí, hasta que terminé por dejar de ver amigos y familiares, y esa fue mi ruina. Sin preguntar, me tomaron de los brazos una mañana y en ese estado fui dirigido a la camioneta de un centro de salud. Para ellos desvariaba, había enloquecido por no dormir, no era funcional para la sociedad. Mis seres queridos fueron los que firmaron la sentencia, aceptaron encerrarme por un breve tiempo. Entonces estuve solo frente a una blanca inmensidad que aún no puedo olvidar y fue borrando lentamente la cara de Miranda hasta hacerla desaparecer. Eventualmente salí del recinto psiquiátrico, sin embargo, ya todo lo que me había hecho feliz estaba muerto. Ellos asesinaron de nuevo a Miranda y me dejaron vagando eternamente en el insomnio.

Sobre la autora:
Jennifer Gisselle Eichberger tiene 23 años y nació en Posadas, Misiones. Considera que la literatura siempre fue una parte constituyente de su propia existencia. Sus padres le inculcaron el amor por los libros prácticamente desde que aprendió a leer a los 4 años. Recuerda que leyó su primera novela (en forma solitaria) a los 11 años, fue “El código Da Vinci” de Dan Brown. A partir de ese descubrimiento, continuó leyendo novelas y cuentos, lo cual llevó a que comenzara a escribir narrativa a los 13 años. Asimismo, estudió Licenciatura y Profesorado en Letras donde continuó descubriendo autores que le apasionaban. A los 21 años comenzó a presentarse en concursos literarios donde obtuvo algunos reconocimientos, por ejemplo, en “Fiesta de las Letras en SEU” o “Los Millenials también escriben sobre Amor, Locura y Muerte”. Entre los escritores que admira y guiaron su estilo literario destaca Julio Cortázar, Milan Kundera y Rosa Montero.


Publicaciones: 
“El oscuro impacto de la realidad” (2020). Editorial Tinta Libre. Género Novela.

“El pasar del tiempo” (2020). Revista Prisma Digital. Género Microrrelato.

“Cruzá los dedos” (2020). Género Microrrelato.

“Que es amigo, que es piel y confidente” (2020) y “Silencio” (2021). Revista Güebé Magazine. Género Microrrelato.

- La presentación de su novela “El oscuro impacto de la realidad” fue el 17 de julio de 2021 en Piccola Galleria D’Arte. Posadas, Misiones.


Instagram: @jeneichberger