lunes, 26 de abril de 2021

Siempre se puede ser mejor (Ángela Ferreyra)

 Dedicado a aquel muchacho que esperaba el colectivo a las 7:00 am


“Estudiar no es un acto de consumir ideas,

sino de crearlas y recrearlas” 

Paulo Freire

 

Yo escribo estas palabras porque quiero ayudar a aquel muchacho y a vos, vos que sos estudiante, o alguna vez lo fuiste, me vas a entender.

A este joven lo conocí en una fría mañana de julio a las 7:00 am en la parada de colectivos por la avenida Uruguay, yo iba rumbo a mi trabajo y ese joven a clases, supongo. Tenía puesta la remera de su universidad con el nombre de su carrera en la espalda, estudiaba Letras, carrera que yo a mis cortos 50 años no estudiaría ni porque me pagaran.

Sin mediar un “hola” me preguntó: ¿Usted tiene hijos?, luego añadió, ¿Usted les exige que aprueben todas las materias que cursa durante el año? Quedé perplejo sin saber qué responder ya que no me esperaba esta pregunta, además tampoco me puse a pensar o mirarme cómo era como padre.

Le respondí: –Sí, tengo hijos. Ellos están estudiando en otra provincia, pero no les exijo que aprueben sus materias o que lleguen a fin de año con la libreta repleta de notas altas; por el contrario, lo único que quiero y les pido es que sean responsables y que lo hagan con amor y disfruten el proceso, no venimos a la vida a sufrir o pasarla mal.

Y este joven me dijo: –Ojalá mis padres fueran como usted. En ese instante, llegó el colectivo, se subió y se fue.

Luego de este episodio, llegué a mi trabajo y quedé pensando en aquel muchacho, en lo difícil que es ser un estudiante que se va a otra provincia para cumplir sus sueños. Además de lo complejo que estaría siendo para mis hijos que están en la misma situación.

Logré pararme en el lugar de observador y percibí que durante el periodo lectivo los estudiantes están sometidos a muchas situaciones de estrés, enojos, tristezas, etc. que contribuyen y alteran su rendimiento académico y muchas veces les puede causar daños psicológicos.

Las exigencias de los padres, la mochilita cargada de cuestiones, como sentirse una carga, saber el doble esfuerzo de los padres, el anhelo de no defraudarlos, la distancia de los amigos, etc. son cuestiones que dejamos pasar por alto y lo único que hacemos es dar reproches, retos y amenazas, ¡si no vas a estudiar dejá nomás porque gasto plata al pedo!

Y eso no es todo, después tienen que soportar la peor pregunta que se le puede hacer a un estudiante: ¿Cuándo te recibís?, ¿cuántos años te faltan? Déjenme decirles que no todas las personas aprenden de la misma manera, a algunos les cuesta más, a otros menos. Un grupo es bueno para ciertas cosas, el otro no, pero eso no quiere decir que no sepa o que no pueda aprender, todo lleva su tiempo. El aprender o estudiar es una cuestión de madurez, de comprensión, por eso a los niños pequeños primero se les enseña los números y las letras antes de leer y sumar.

Si ustedes conocen a algún estudiante, no le reclamen por sus calificaciones porque no están ayudándolo en nada; siéntense y díganle “en qué te puedo ayudar, qué hacemos para solucionar esto”. Bríndenle palabras de aliento, abrácenlo así no se siente solo, busquen ayuda de algún profesional si perciben que hay un daño.

Nadie nace sabiendo, todo en la vida se aprende y cada uno aprende a un ritmo diferente de los otros, porque ahí esta el chiste: que todos somos diferentes y únicos. ¿Se pusieron a pensar que aburrida seria la vida si todos fuéramos iguales y todos supiéramos lo mismo y todos hiciéramos lo mismo?

Yo sí lo pensé y no es el mundo en el cual quiero vivir. La diversidad es hermosa siempre y cuando la sepamos respetar, podemos aprender mucho de los demás y los demás de nosotros. Yo, por ejemplo, hablo con muchachos que no conozco en las paradas de los colectivos, si quieren les enseño cómo hacerlo y, además, como un plus, les puedo enseñar cómo perder el colectivo, porque mientras eso sucedía el chofer que lo manejaba me decía ¡Adiós!

Si conocen al muchacho que espera el colectivo a las 7:00 am los días lunes y estudia Letras, denle un fuerte abrazo de mi parte.


Sobre la autora:

Ángela Ferreyra, mejor conocida como Chuny, nació el 28 de julio de 1997, en Ituzaingó, una ciudad turística ubicada en la provincia de Corrientes.

Desde muy pequeña se interesó por la lectura y a la corta edad de siete años comenzó a escribir cuentos breves donde relataba diferentes momentos de su día a día. Le gustaba leer los cuentos de Horacio Quiroga, Los hermanos Grimm como La novia del bandolero, El acertijo, El músico prodigio, entre otros. Ya entrando en la adolescencia se familiarizó con García Márquez, Poe, Borges, pero sin duda alguna los libros de autoayuda y psicoanálisis de Gabriel Rolón eran y siguen siendo sus favoritos.

Participó de varios concursos literarios en su transcurso por la escuela secundaria; con un cuento titulado “La casita del árbol” obtuvo el 2do lugar en un concurso realizado por el municipio de su pueblo. También escribe para una revista llamada “Mayéutica” en la ciudad de Ituzaingó, donde junto a otros escritores buscan promover la lectura e incentivar a la escritura.

En la actualidad, es alumna de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales en la ciudad de Posadas donde estudia Profesorado y Licenciatura en Letras. Luego de finalizar estas carreras, le gustaría estudiar la Licenciatura en Grafología.

Se define a sí misma como una “escritora prematura”; sus textos son hechos al azar, sin una preparación previa o idea pensada, son hechos en la marcha. Su frase favorita: ¡disculpa aceptada, confianza negada!








lunes, 19 de abril de 2021

Casuística y el trabajo ambulatorio (Iván Vilte)

Se sabe que el vínculo es lo que une, ata o relaciona a las personas o cosas. Dentro del contexto terapéutico, paciente y acompañante se unen o relacionan con la misión de evitar la cristalización de sus comportamientos desajustados a las normas sociales y llevar a cabo el tratamiento. Momentos cruciales donde el bagaje de emociones incurre en forma dual de acompañante-acompañado, como la negativa de no ser acompañado por parte del acompañado/paciente y la contratransferencia negativa por parte del acompañante (donde se genere un rechazo o conmueva). Se comienza entonces con la búsqueda de nuevos dispositivos como tratamientos (medicación, AT, psicoterapias) siempre considerando la posibilidad o amenaza de solicitar la institucionalización del sujeto si no da una respuesta positiva frente a estas, “que mejor manera de retomar a Foucault y pensar en términos de Vigilar y Castigar en cuanto a la negativa del tratamiento o falla", si no resultan efectivos los métodos de disciplinamiento utilizados “¡lo internamos!".
La internación o último recurso que muchas veces se camufla bajo términos terapéuticos en realidad genera su situación de exclusión.
Dentro del contexto familiar y social, lo insoportable de que el acompañado/paciente no demuestre un comportamiento disciplinado promueve la idea de institucionalizarlo, no como una medida terapéutica sino como una medida de control social, la cual consiste en que siga un patrón de conductas y normas para su posterior incorporación de habilidades, que servirán para que circule socialmente.
Pretendiendo muchas veces “normalizar” a la persona se va perdiendo la subjetividad y expresión del sujeto. Ese acompañado/paciente también es una persona, no solamente un sujeto al cual controlar mediante medicación y medidas disciplinares. Puede desarrollar tales habilidades sociales en el contexto de proyectos compartidos, como, por ejemplo, entrar a la estudiantina o dictar un seminario de teatro; todo esto y más desde la cotidianeidad del paciente y con apoyo de un buen equipo tratante en el transcurrir diario y ambulatorio donde lo terapéutico cobra realmente sentido rehabilitador.

Para dar cuenta de los beneficios del trabajo del AT bajo la modalidad ambulatoria, y como alternativa a la institucionalización, se narrarán dos casos: Pablo y Víctor.
Pablo presentaba retraso mental leve, tenía 17 años cuando estaba cursando los últimos años del secundario. Entre los varios objetivos propuestos por el profesional, uno de ellos era la tolerancia a la frustración. A Pablo lo habían cambiado de colegio debido al trato que recibía de sus compañeros del secundario. En ese primer momento, con la familia comentaron que lo internarían debido al comportamiento que presentaba en el hogar: planteaban que robaba dinero en la casa para llevar al colegio y tratar de impresionar a los compañeros, además de los mensajes por chat que enviaba a las femeninas de su lista de contactos de Facebook y WhatsApp.
Pablo no salía de su hogar, la interacción social era nula, además de las habilidades sociales que ponía en juego frente a terceros. Con el trascurrir de unos meses pudo afianzarse un vínculo con P y comenzaron a presentarse situaciones cotidianas en donde el dispositivo ambulatorio pudo ir trasformando sus desempeños, alcanzando habilidades como aprender a tomar un colectivo, reconocer los recorridos, abonar el pasaje, hasta solicitar un turno para alguna consulta profesional interactuando frente a terceros; cambios que con el tiempo dieron paso a su deseo de ingresar al festejo estudiantil y recursos para participar de “La Estudiantina”. Todo esto fue posible en el trabajo diario y constante. Pablo comprendió, por medio de charlas, que para interactuar con sus compañeras no era una opción válida reenviar el mismo mensaje hasta colmarse agotador y acosador, si no que debía mantener respeto frente a los terceros. Empezó a reconocer sus beneficios al poseer el CUD (Certificado Único de Discapacidad) e incluso tomó ese recurso para interactuar invitando a una amiga al cine, diciendo que, si iba con él, entraba gratis. Este modelo ambulatorio transformó a Pablo hasta su ingreso a una carrera universitaria

Por otro lado, el caso Víctor, acompañado de 28 años con diagnóstico de Esquizofrenia y consumos problemáticos, transcurrió durante la post internación. Se plantea la siguiente experiencia donde el tratamiento se llevaría a cabo en su domicilio, en donde se presentaba su recuperación en aspectos cotidianos y reinserción laboral y social dentro de un espacio de trabajo familiar. Con el transcurrir de los encuentros e implementación del vínculo, se pudieron proponer espacios en donde esas ansiedades que afloraban las canalizaba en actividades que solían ser de disfrute, como el teatro, o actividades físicas, como la capoeira y la culminación de la idea de sus escritos en un mini libro, en el que plasmó sentimientos y poesías que con terceridad expresaban situaciones cotidianas de su vida.
Desde la modalidad ambulatoria se presentan condiciones más favorables para el suceder de los encuentros entre el acompañado y el acompañante y la constitución de un vínculo posibilitador, que, al fin y al cabo, también promoverá el moldeamiento del sujeto, pero ya no desde su control o vigilancia sino desde el surgimiento de su propio deseo por formar parte de un circuito social más amplio a partir del sostén de su vínculo con su AT.

Sobre el autor:
Iván Vilte, nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En la actualidad, tiene 29 años y vive en la ciudad de Posadas, Misiones.
Es acompañante terapéutico, especializado en el área de Patologías Graves. Además, se encuentra estudiando la Licenciatura en Filosofía y especializándose en Coordinación y Supervisión de Acompañamiento Terapéutico.
Entre sus lecturas preferidas se encuentran los libros de terror, en especial los de Lovecraft y Stephen King. También gusta de la lectura sobre filosofía aristotélica y las teorías de Foucault.



viernes, 16 de abril de 2021

Posadas lado B, el podcast - Felicidad

Ya disponible para escuchar el nuevo capítulo en Ivoox (sin cuenta)  

 Reproductor de spotify (con cuenta)




Capítulos anteriores en el siguiente enlace: https://posadasladob.blogspot.com/p/podcast.html




lunes, 12 de abril de 2021

El actor (Rodrigo Añibarro)

Imaginemos por un momento la siguiente secuencia de acontecimientos:

Existe este chico, que por falta de nombre llamaremos X. Él nunca vio una película en su vida, ni un comercial, ni nada relacionado a la televisión, y un día viaja a cierto destino en colectivo.

Es un viaje que sucede por la noche y X se sienta en un lugar al lado de la ventana. Saca sus auriculares y pone la música que le gusta mientras mira las estrellas en la oscura noche, y se sume, se entrega a sus pensamientos. Así llega a su destino durante el día, donde entra a su habitación y se sienta frente al televisor a mirar una película, la primera que ve en su vida. En esta película hay un chico que viaja en colectivo por la noche, al lado de una ventana, escuchando música, admirando las estrellas y sumido en sus pensamientos. El chico está bien peinado, con ropa visualmente atractiva, e incluso se sienta en una posición que lo hace ver atractivo también, y si bien la música está en sus auriculares, la película reproduce esa música para que los espectadores de dicha película puedan escucharla también. Es una linda escena, atractiva, con alma; uno puede ponerse en la piel del personaje, entender que está pensando en cosas profundas que para su vida en particular tienen sentido y son importantes. Esto es lo que ve X, y se sube nuevamente al colectivo por la noche para volver a su lugar de origen.

X ya no es la misma persona. Esta vez se encuentra sentado contra la ventana, escuchando música, admirando las estrellas y sumido en sus pensamientos, pero algo cambió. Está bien peinado y es consciente de ello, su postura es digna de ser pintada en un cuadro, o de ser la foto de perfil de alguna red social, ya no percibe la música como algo dentro de sus auriculares, sino como algo que “colorea” la escena, su escena. Admira forzosamente las estrellas y piensa forzosamente en cosas profundas, ya que su mente ahora está dividida en dos. Una parte es la que hace estas cosas, la que vive su existencia, y la otra es un espectador de dicha existencia. X nunca más va a volver a ser el mismo por lo que reste de su vida. Su realidad individual fue comprometida, corrompida, y de ahora en más, está atado por el resto de su existencia a verse a sí mismo en cada escena de su vida, ya que su vida, para él, ahora es una gran película de la que él es el protagonista principal.

X se transformó en actor y espectador, y esto cambiará su vida para siempre. Todas sus emociones, sentimientos y pensamientos ahora están ligados a la escenificación. Abandonó la realidad subjetivamente objetiva para sumirse en una realidad completamente subjetiva, donde el acto de espectarse a sí mismo es una constante que actuará todo el tiempo, pero pasará de forma completamente desapercibida por él. Y esto es necesario que sea así, ya que, si fuese consciente de tal acto de expectación, la realidad de la escena se vería comprometida, esto es, X sabría que está actuando, y todo el proceso sería en vano, ya que arruinaría el propósito del proceso.

Ahora, para hablar de dicho proceso es necesario entender o aceptar ciertas cuestiones como pertenecientes a la realidad objetiva o al menos a cada realidad individual por separado, pero sin excepción. La humanidad desde los principios siempre luchó por su supervivencia en los ámbitos más básicos, como la alimentación, seguridad y procreación, por lo que su accionar se dirigía a un fin concreto, pero a medida que se distinguió del resto de los animales por la intervención cada vez mayor del intelecto en su realidad las sociedades mutaron y estos objetivos pasaron a ser de orden animal, dejando al ser humano desprovisto de objetivo hacia el cual encaminarse, y a su vez fomentando indirectamente la diversidad subjetiva. Aquí debemos detenernos un poco ya que podríamos afirmar dos realidades objetivas, que, si bien se encaminan hacia el mismo resultado, me parece importante destacarlas. Podríamos afirmar que el ser humano siempre fue diverso en sus individualidades y que la falta de objetivo en el ser humano como una unidad o masa se desvirtuó gracias a los avances tecnológicos, por un lado, los cuales facilitaron las necesidades básicas de alimentación, seguridad y por ende procreación; y los avances culturales que son los responsables de darle un alma o sentido a la humanidad, en los cuales incluimos a la espiritualidad por ser una cuestión subjetiva de cada cultura con algunas semejanzas, por supuesto, entre algunas de ellas; esto, sumado a la consecuencia directa de estos factores, producto de llevar una vida más tranquila que es el aumento en cantidad de relaciones sociales que se dieron, terminaron como resultado en un conglomerado de personas (ya no simplemente humanos) que tuvieron la oportunidad de descubrir su individualidad y subjetividad. O podríamos decir que los factores anteriormente explayados dieron por resultado personas que se construyeron una subjetividad en base a sus preferencias, creando cada uno su propia personalidad como resultado, aunque afirmar esto sería aceptar que existen preferencias personales y, por ende, que ya existe una subjetividad, por lo que lógicamente afirmaremos con seguridad que la subjetividad no fue construida sino descubierta por cada individuo, y que este descubrimiento fue facilitado o permitido gracias a que los objetivos más básicos como especie fueron solventados gracias a los avances tecnológicos, con el paso de seres primitivos a la civilización. Así también la evolución de la cultura dio como resultado un sinfín de actividades a las que una persona puede volcarse para llenar esa falta de propósito, ese hueco que dejó la búsqueda de satisfacción de las necesidades básicas, fortaleciendo aún más la individualidad, y, por ende, fortaleciendo el narcisismo de cada persona, ya que la civilización permite a cada individuo sentirse diferente, y, por ende, especial.

Lo que nos queda a este punto, entonces, es un conglomerado de gente en donde cada uno se siente particular y especial por ser como es, por descubrirse a sí misma, y es aquí donde entra el fenómeno de las películas, que cautivan nuestra ánima y nos muestran que una vida ordinaria puede ser especial, interesante, intensa en su simple existir, en su quehacer de las tareas más comunes. Y desde que una persona ve una película y se siente identificado con el protagonista en cualquier aspecto posible de la gama de aspectos en los que posiblemente una persona podría sentirse identificada con otra, que son muchos y varían desde lo emocional hasta el carácter o simplemente la situación particular o incluso cualquiera de estos factores a medias, es que desarrolla este complejo de actor que lo acompañará hasta su muerte. Su mente será dividida en dos, y siempre se verá desde afuera, sintiéndose el protagonista de una película con público imaginario que lo observa.




lunes, 5 de abril de 2021

Sin piel/Magia (Jésica González)

Al terminar solo sentí más vacío, lloré y lloré por él
por todos
No me encontré en ese lugar
Sentía el olor de su cuerpo era diferente, era molesto
no era el tuyo
Rechacé sus abrazos, no los sentí reales
te extrañé en ellos, lloré
volví a llorar por cosas sin sentido
esperando milagrosamente desaparecer de allí

No sabía qué hacer, ni qué decir
Él hizo todo, hasta que tuve el control; me lo dio
y lo usé hasta el final del día
hasta el punto en donde ambos no podíamos siquiera hablar

Me sentí nefasta, asqueada
solo quería salir de ahí
solo tenía en la mente aquel día, aquel momento

La situación era similar, o lo imaginaba así
porque era distinto, al sentir, porque no pudo ser al revés
Siempre decía: dame cariño que inseguridad me sobra; me la dio
pero no estaba la magia

Una vez más me equivoqué, me equivoqué buscando eso que no podía volver a encontrar
Descubrí que podía hacer cosas, descubrí que podía usar mi piel, intentar crear la magia
pero no es el lugar, estaba cerca
estaba cansada de no sentirme una mujer normal
pero era sabido, nunca fui la niña normal

Mientras mis primas jugaban a las barbies
yo soñaba con tocar el piano tal vez
No sabía jugar a las muñecas, solo me gustaba coleccionarlas
y observarlas a los pies de la cama antes de quedarme dormida.
La primera persona que debió amarme con todas sus fuerzas
me rechazó con todo lo que tuvo a su alcance,
él vació todo su amor cuando nací.

Es suficiente prueba para todo esto
Es suficiente para crear una mujer que sale a la calle buscando ese amor paternal
algo mágico que la proteja,
eso que podía llamar familia algún día

Mi inconsciente eligió mucho tiempo por mí
ahora me toca ser consciente
el lugar equivocado para buscar la magia
pero ahora es el momento indicado
Tal vez la vida, esta vida no estaba hecha para mí
pero lo que ella no sabe aún
es que yo estoy hecha para vivirla.
aceptando esos días en donde uno es tristeza y la otra alegría.

Sobre la autora:
Jésica Elizabeth González nació en Palermo Hollywood, Buenos Aires pero se crió en Posadas, Misiones. Actualmente, tiene 34 años. Desde muy chica tuvo fascinación por los cuentos y más adelante por la poesía y los relatos.
Apenas aprendió a leer sacaba libros de cuentos de la biblioteca para escapar de la realidad de su infancia. En aquel momento, Horacio Quiroga y Rosita Escalada Salvo, entre otros, la sumergieron en un maravilloso mundo; la lista siguió por Julio Cortázar, Mario Benedetti, Ernesto Sábato; y más adelante se sumergió en la oscuridad de Stephen King y Henning Mankell. Desde que supo escribir, relató todo; llevaba su vida y todo lo que soñaba en unas agendas o cuadernos. Durante años ese fue su único equipaje.
Actualmente, cuenta con un libro publicado en versión digital cuyo título es "Puericia", en el cual aparecen plasmados relatos extraídos de algunos de sus cuadernos. El libro fue publicado el 17 de diciembre de 2020 en Amazon y para su publicación contó con la ayuda del agente literario Marcelo Benczarski. 

Contacto: 
- Instagram: jesicaegonzalez425
-Email: jesicagonzalezvallejo@gmail.com
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