lunes, 27 de septiembre de 2021

Misterio (María Eugenia Kolb)

Confiar en el misterio,
yo nada sé
de los puntos de esta existencia
polimorfa y constante
que se presenta frente a mí

No sé cómo soy parte
del estar siendo
que se desenvuelve
despliega
y expande.

Yo nada sé
de cómo este cuerpo mío
vive

Envase biodegradable
que me alberga y rememoro,
te habito como inquilina
te decoro como dueña
te descubro diferente
a lo que pensé que podías llegar a ser

Existo en red desde este cuerpo,
y confío en el misterio
que se hace mientras
voy yendo.

Lo que soñamos un día nos alcanza,
y hay que hacerse cargo de haberlo convocado,
de haber abrazado con ansias
alguna ilusión
hasta tenerla disuelta
por debajo
de toda la piel.
Seguir el camino del sueño,
protegida
por el deseo.

No queda otra
más que seguir yendo
y confiar en el misterio
de las cosas que pasan

Hackear la angustia de la incertidumbre
y aceptar que todo pase
porque esa
es la manera de ser del tiempo:
pasarnos por encima
hasta llevarnos del todo.

Así funciona:
en red
nos pasan cosas.
De lejos parece todo
un absurdo pixelado,
y el misterio de la noche
es el reinicio del juego
en el que estamos hasta que
se corta la conexión
y se apaga la luz
o nos hacemos luz
en otro tipo de conexión,
no sé.

Yo nada sé, todo va siendo
Y yo voy siendo en el misterio.


Sobre la autora:
María Eugenia Kolb nació, creció y vive en Posadas, hace ya 30 años. Es profesora y licenciada en Letras. Actualmente trabaja como docente de nivel secundario y terciario.
Desde chica le gusta leer todo lo que caiga en sus manos, a veces de manera dispersa y fragmentaria, otras veces de manera obsesiva. La contracara de la lectura es la escritura a la que abraza como una herramienta de autoconocimiento, y por eso admira a los que escriben buscándose y se muestran. Se escribe a sí misma como destinataria en el futuro y como texto dramático, desde hace tiempo de forma desordenada en papeles sueltos, cuadernos, y alguna vez en perdidos fotologs y blogspots.
Le quiere poner palabras a las cosas que pasan a lo Cortázar pero no le sale y las cosas solo pasan. Se suele aburrir a diario de la rutina pero guarda una especie de esperanza de aprendizaje: hay algo en lo que todavía se repite que le toca aprender. Hizo peregrinaciones por ámbitos muy disímiles movida por el placer de la novedad, de lo desconocido, de lo absurdo. Ha conversado con mucha gente. De todos sus viajes regresó con gusto a su cueva y en esa tensión (inventada para no aburrirse), y otras, transcurre su existencia.




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