Me
he visto nacer solo, como una fruta caída al piso y germinada en la tierra con
gotas de lágrimas. He visto forjar mis pasos de una manera indolente cuando
noté que mis pies ya estaban cansados aun antes de que naciera. He nacido un poco
aquí y otro poco allá sin desperdiciar tiempo. Me he visto crecer como un cardo
sin el cardizal y me he devorado al mundo con espinas y, aun así, no escupí la
sangre que emanaba de mi boca herida.
He
vivido como viven los reyes de alcantarillas, husmeando por recónditas ventanas
desoladas, con paisajes que enamoran a las serpientes y a los ebrios. Por
alguna razón la vida me hizo especial, con una belleza deslumbrante que el
espejo roto y marchito había reflejado una y otra vez por décadas.
He
hablado de mi belleza pero no soy de presumir, como muchos lo hacen, sólo la
acepto porque considero que no debo tener compasión de nadie, cuando en verdad,
algunas realidades que viven otras personas me sofocan por las noches.
Soy
consciente de que han atentado contra mi ser muchas veces, las mujeres me
habrán abrazado en sus sueños por más de mil veces en interminables noches.
Recuerdo un sueño en el que Narciso me había tragado y había vomitado mariposas
amarillas, pétalos de rosas del color del oro y las heridas verticales que iban
dibujando mis uñas, rasgando su garganta cuando me resistía al ser tragado,
dejaron nacer arcoíris desde su lengua hasta la boca de su estómago.
En
mi vida he tenido cifras inmemoriales de mujeres a las que nunca he tocado. Las
primeras citas eran espeluznantes, elaboraba un escaneo residual y antes de
completar la dichosa tarea, ya el encanto yacía roto en partículas siderales
por un suelo que ni siquiera merecía que lo pisara en ese momento tan atroz.
No
quiero alardear de mi belleza pero a veces cargo con el peso en la memoria de
todas aquellas mujeres que se han quitado penosamente la vida, porque fue
imposible corresponderlas. Con gran tormento, recuerdo que una de ellas se extirpó
los ojos para no verse enredada en tan humillante realidad. Hubo otra que se aventuró
en un viaje a mar abierto, inventando una interesante fantasía de que se había
marchado con un hermoso joven que era reconocido por tener una enorme mansión
amurallada que ningún ladrón podía ser capaz de atravesarla, pero en realidad
murió en un botecito pobremente diseñado, tras haber pasado días naufragando
sin agua ni comida. O cómo olvidar a aquella mujer artista que me dibujaba y
pintaba incansablemente a su lado hasta que las terribles fauces de la verdad
le habían hecho entender que jamás me tendría por amante y decidió tomar un
pincel, ungirlo con ácido y pasárselo violentamente por el rostro para luego
morir en su cama trastornada por el dolor del cuerpo y del alma.
Debo
decir que no vine a este mundo como quien viene de una fiesta, alcoholizado y
decretando mediante el sexo un souvenir que crecerá por algún tiempo pero
morirá como cualquier flor que resplandece fugazmente. Debo aclarar que el
poder de mi amor es el mayor sacrificio que deberán hacer las personas por
amarme, por desearme, por no poder contener las ganas de tenerme en frente y
mirarme a los ojos esperando que consigan ser únicamente suyos. Ese es el
sacrificio, su incapacidad de amarme y mi imposibilidad de merecerlas.
Es
por ello que mi vida siempre estuvo al margen de la admiración. Las mujeres que
se han sacrificado por codiciar mi amor eran mujeres extraordinarias, que una
vez que despertaron su amor por mí sólo la muerte pudo apagarlo. El poder de mi
bondad equivale al poder de mi belleza y mi sacrificio siempre ha sido vivir en
las alcantarillas, en los barrancos desolados y fríos, bajo los puentes
solitarios que me miraban incansablemente.
¿Se
han preguntado quién soy? La naturaleza de la estupidez humana sólo mira las
cosas, los objetos de este mundo. Sólo puede ver lo que se le presenta ante los
ojos, creen que pueden codiciar las circunstancias de lo ajeno, cuando lo
esencial de la vida se derrite ante sus ojos incapaces de percibir la
abstracción de una mirada muerta. Podés decir que soy todo aquello que no
imaginás. No se hagan dueños de ilusiones ajenas, porque entrarán en el
interminable círculo de sacrificios absurdos.
Ahora
bien, estoy bajo un puente, soy estiércol de animal, soy un vientre podrido sin
un bebé dentro, soy tripa de gallina en el rostro y grasa de cabra en el
cabello; aun así no soy menos atractivo, sigo resplandeciente con mi belleza
única y descomunal. Si me seguís mirando, seguirán construyendo el altar para
tu sacrificio y eso me desconsuela. Soy la moda, soy la soberbia de tu
imaginación, soy la vida funesta y aun así sigo evitando tu mirada porque soy
piadoso y corro a esconderme en los juncos de la periferia, fríos, oscuros y
húmedos.
He aquí mi fracaso como amante, siendo el hombre más hermoso del mundo.
Sobre el autor
Aldo Edgar Samudio es oriundo de Colonia Wanda (Misiones), tiene 33 años, se desempeña como docente de Lengua y Literatura. Si bien sus lecturas abarcan diversos escritores y temáticas variadas, actualmente su interés se centra en indagar en la literatura misionera e ir conociendo sus diferentes autores.
En lo que respecta a su recorrido literario, Aldo ha obtenido una mención especial en el certamen del día del amigo organizado por Poetas Unidos de la provincia de Chaco. También ha sido premiado por los usuarios de Instagram en el concurso de microrrelatos organizado por el Programa de Cultura del CFI y ha participado en el certamen de microrrelatos de la Fundación César Egido Serrano de España.
Además,
ha publicado dos cuentos en Misiones Cultural: Noche sinfónica y Mi
última víctima. Si bien hasta el día de la fecha no ha publicado ningún libro,
el autor lo considera como parte de un proyecto próximo.
Un testigo del mundo? Un autoretrato de muchos "alguienes"? Un cirujano desmenuzando su propia historia? Todo puede ser posible en tu texto. Genial escrito. Bienvenido
ResponderEliminarPoética devolución Marcos. El alivio en el alma que nuestra escritura tengan tan valiosos puertos. Mil gracias por el comentario. 👏🏾
EliminarQue grandeee profe����
ResponderEliminarSí, profe. Muchas gracias Daniela.
EliminarQue genio...muchos éxitos...
ResponderEliminarMil gracias por los buenos deseos.
EliminarFelicitaciones amigo. Todo lo mejor para tu futuro proyecto
ResponderEliminarVamos con esa buena vibra. Por más gente así.
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