A la memoria de Caballo Loco
y todos los Sioux Oglala
Todos coman un pedacito de mi cuerpo
No quiero ser el único Cristo
sentado a la mesa
Todos ¡Apúrense!
Muérdanme con rabia la cara
Sírvanse mis mejillas en fetas
Muerdan mis ojos y beban su sangre
no lloraré
De un tirón arránquenme los labios
Cómanme la lengua
Escupan mis dientes
al piso
Todos coman una parte de mi cuerpo
que mis manos no carguen más
que el peso de sus propios huesos
¡Adelante! Soy de todos
Quiero ser en todos
Quiero que me devoren
Quiero que dos horas más tarde me
caguen
Y no
no quiero entrar por tus ojos
por tus oídos
por tu sexo
quiero entrar por tu boca
como una lengua húmeda
arenosa
y fría
No dejen mis piernas sin morder
el fémur sin pelar
mis fluidos sin sorber
De la mesa que me sostendrá
deberán
c
a
e
r
las gotas rojas de mis muslos
Esa sangre tan común
tan ya de nadie
tan ex mía
tan ya suya
tan ya de todos
¡Sírvanse!
¡De nada sirven ya las palabras!
Me quiero quedar sin piel
sin carne
sin vísceras
sin huesos
Dejen que los perros los partan por
el hambre
Déjenme
Quiero ser el asqueroso recuerdo
dominical
que llene las panzas de todos
Sobre el autor
Tengo 22 años y nací en
Posadas. He participado en una antología poética y publicado en un diario
virtual, también he asistido a uno que otro evento de poesía.
En cuanto a mi recorrido
literario puedo decir que es muy diverso. He leído desde clásicos hasta no tan
y para nada clásicos. Mucha literatura nacional, latinoamericana y europea.
Literatura de todo tipo: narrativa, poesía, teatro, crítica, teórica, ensayística,
histórica, biográfica, filosófica, de sofá, etc. Mi género predilecto es la
poesía, pero, este año, empezó a reflotar mi amor por la narrativa; hace meses
no leo un poemario completo.
Mis lecturas desde un
primer momento indican por qué lado van mis escritos. Nunca pude
enmarcarlos/encasillarlos en algún estilo concreto. He incursionado y
experimentado muchos géneros, pero todos parecen desembocar en lo mismo:
escritos donde me siento en el banquillo de los acusados y me juzgo, o, por el
contrario, donde me subo al podio y juego a ser el juez de turno. Textos donde
contemplo mi entorno e intento traducirlo al lenguaje de un Yo poético en
pañales. Un Yo poético influenciado por lo que leo, veo, siento y pienso.
Ninguna palabra que escribo está exenta, ninguna es casual.
Che veni bro, te necesitamos para el fornite
ResponderEliminar¿Al escribir uno se transforma en creador? ¿Es entonces la comunión de los creadores un blog?
ResponderEliminarGracias por tenerlo en la memoria a caballo loco.
Hermoso texto!
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