Me levanté de mi aletargado descanso
y al
reflejo me acerqué.
Esa
mañana el tiempo se detuvo,
algo
distinto noté.
¿Las
canas?,
¿los
poros?,
¿las
manchas?,
¿la
flacidez?
Nadie me
advirtió que el colágeno venía con fecha de vencimiento...
Recorro los garabatos que dibujan el contorno de mis
bordes,
observo surcos de felicidad
con estampas
de llanto y de odio contenidos.
La piel nos delata.
La
pesadumbre de la mirada no me permite ver qué fue lo que cambió.
La
habitación se vuelve un laberinto sin salida.
Me
pierdo en el eco del reflejo.
No me
reconozco.
Llevo
más de veinte minutos mirando la proyección de mi ser, sin poder
descubrir
las verdades que no quiero saber.
¡Qué
caso tiene! Mejor cambio este pedazo de vidrio
por uno que
sea capaz de devolverme
a la persona que alguna vez el sol despertó
y no a
este obsoleto reflejo,
que el fuego marchitó.
Excelente. Reflejo de la vida. 👏🏾
ResponderEliminarGracias por leer y por tu comentario!
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