La calle de los deliverys; ellos, asistidores de antojos, se parecen a la tristeza que toca el timbre de la puerta de tu casa cada tanto o cuando vos querés…
En una danza esquiva miro
a todos desconfiada, porque uno no sabe cuál de ellos será un ladrón que podría
lastimarte. Le dislocaron el hombro a la vecina, arrebatar mochilas es la nueva
de la cuadra. Sigo yendo a laburar, paso todos los días por estas callecitas
pensando que un buen cross podría funcionar si intentaran lo peor.
Creo que no es sólo
material lo que me pueden robar, a estas alturas me han robado demasiadas
veces, la inocencia, la fe, los sueños. Los recuperé con arduo trabajo, no los
quiero regalar así nomás. Siempre encuentro la forma de morir parada,
enfrentando miedos.
Acá se fenixea lindo,
copado y el cora hace rato que me grita "cambiá tus creencias negativas,
todo comienza y desactiva ahí".
Que grande Cecilia. La tarea del acarreador de cosas, de sueños rotos e incluso de nuestra falta de confianza porque el mismo mundo nos pone contra las cuerdas. 👏🏾
ResponderEliminarSoy Aldo. Como aparece en mí comentario "Unknown"
ResponderEliminarGracias Aldo, me alegro que te haya gustado 😉💪
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